viernes, 25 de septiembre de 2009

La madurez de Peter Pan

Descubrir un día que el café,
que siempre te había gustado dulce,
ahora te gusta sin azúcar.

Que un canto aplazado, finalmente,
quizá no llegue a cantarse nunca.

Que hay trenes que se dejan pasar
sin que uno sepa
que esa vez era la última.

Que no hay más verdad que tu sombra
arrastrando su peso por las aceras;
que cada vez es más dura la resaca
y da menos risa la borrachera.

lunes, 21 de septiembre de 2009

La vida de las rocas.

Conozco esta sensación;
he pasado mucho tiempo aquí
como si ya nada importara.

Dejando crecer el musgo
en las zonas de sombra,
aguantando los embates
del viento y el agua.

Viendo caer pedazos de mí mismo
en forma de guijarros
desprendidos por la tormenta.

Luchando contra la evaporación
que está en la raíz de toda nube,
contra mi natural tendencia
a acabar convertido en charco.

Una nube con raíces,
contradicción de nacimiento,
el estigma del inútil sobre mis espaldas;
las gafas de sol de un búho
obligado a vivir de día
porque le da miedo la oscuridad.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Delirio de un psicópata que ve en sueños el futuro.

(niños corriendo descalzos
por un descampado cubierto de cristales rotos
y colillas encendidas)

Imágenes que te asaltan a veces
en el mismo centro de la pesadilla,

(enormes extensiones de campos quemados
donde aún se distingue el borboteo del tuétano
entre las brasas encendidas)

cuando llega el sueño y la fiebre se dispara
y en cualquier momento cualquiera
puede acabar con tu vida.

martes, 15 de septiembre de 2009

Incapacidades electivas

A veces intento escribir con rima como si la rima
fuese el remedio para todos mis males;
lo intento con el verso como si el verso
sirviese como antídoto, para consolarme.

Vivir con la desgracia de no ser poeta,
ese es mi castigo y mi cruz,
la razón profunda de esta tristeza mía
empeñada en no dejarme ni a sol ni a sombra,
en no dejarme.

Después me doy cuenta, claro,
de que no tengo talento para estos menesteres
y recaigo en la prosa como un vagabundo que comprende
que, a pesar del frío y de la rima,
él nunca va a poder dormir en un albergue.

jueves, 3 de septiembre de 2009

El poema de los guardianes (estrategias para el control demográfico).

Por la tarde vienen los enterradores
y se llevan los cuerpos, a veces no sin antes vencer
la resistencia de los buitres
que se afanan en su tarea. Por suerte nadie
tratará de identificarlos.

No nos está permitido comunicarnos con ellos,
las normas son estrictas al respecto:
si un guardián se dirige, sea de la manera
que sea, a un enterrador;
éste está obligado, so pena capital,
a matar al guardián
y sustituirlo en su tarea.

Durante el día el trabajo es sencillo:
basta con instalarse en el centro
del pedazo de desierto que me ha sido asignado
y esperar a que algún incauto
emerja de la arena.

No son muchos los que lo intentan
en horario diurno, el sol les asusta,
llevan demasiado tiempo enterrados;
pero de vez en cuando aparece un temerario
que acaba de excavar su túnel mientras el sol
aún luce en lo alto,
ofreciendo sin saberlo su cuello
para calmar la sed de mi cuchillo.

Cosas que quisiera haber escrito yo.

Cuando escribo lo único que sigue teniendo sentido es el tabaco...
(es angustiante y muy preocupante porque llega a alcanzar la lectura, toda vez que la escritura es quimera y absurdo y yo soy un titán que se caga de miedo)
(así, broto de la nada a la nada y te digo hola y te mando un abrazo pensando qué bueno sería verte por aquí. El universo se hace más y más complejo y no tengo a nadie a quien contarle acerca de Próxima centauri, que a lo mejor está desapareciendo en este mismo instante, para terror de poetas de estrellas vecinas que no alcanzarán a saber que su mañana acontece en el pasado aunque el del pantalón cagado lo vislumbre desde un vago presente)
Y así podría seguir y seguir hasta acabar escribiendo sólo vocales o juntando puñados de tierra y arroz en rima consonante.
Aleksandros Somier Castelho.