martes, 30 de noviembre de 2010

Cronología aproximada de un desprendimiento

Debí haber llorado y no lloré.

Ahí empezó el proceso,

la sutil erosión de mis párpados.


El tejido destinado

a proteger mi mirada de la luz

fue adelgazando hasta quedar convertido

en algo translúcido como papel de fumar.


Un día, al parpadear,

cayeron a mis pies las pestañas.

Esa noche soñé

con el techo de mi dormitorio,

no he vuelto desde entonces

a soñar con otra cosa.


Nunca hubiera imaginado

que la oscuridad pudiera deslumbrarme.